435.- Reflexió (o Madrid perdrà Catalunya).-
Vaig rebre aquest article via mòbil. Qui me’l va enviar
el titulava Reflexión i em deia: He
rebut aquesta reflexió que em sembla tan encertada que crec que val la pena que
corri, fins i tot que arribés a fer-ho per España... És un article que Borja de Riquer va publicar a
La Vanguardia el 29 d’Octubre de 2015[1].
L’article
s’anomenava Madrid perderá Catalunya. No
m’he pogut estar de reproduir-lo en la seva integritat, tal com el vaig rebre. Sé
que és llarg, però entenc que val la pena arribar fins al final de l’article. Diu
el següent:
Madrid perderá Cataluña. Esta contundente afirmación es
de un sabio profesor colombiano que actualmente es el director de docencia de
una de las más prestigiosas universidades de Medellín, en donde estuve
recientemente invitado para pronunciar unas conferencias. Cuando manifesté mi
sorpresa ante una aseveración tan rotunda, él añadió que sostenía esta tesis
después de haber seguido desde hacía años las tensiones entre los catalanes y
los gobernantes de Madrid y haber comprobado cómo estos actuaban de igual
manera que hace doscientos años ante los criollos de Nueva Granada que gritaban
"viva el rey y muera el mal gobierno". En Colombia, me decía, a
principios del XIX no había muchos independentistas pero sí un gran descontento
por la política practicada por los funcionarios españoles, y las quejas ante
los virreyes y el gobierno de Madrid no recibieron nunca la más mínima
atención.
Esta continuada desatención, acompañada de un notable
desprecio hacia la gente de aquí, fue lo que hizo crecer los partidarios de la
independencia. No querían depender de aquellos funcionarios ineficaces y
corruptos y de aquel gobierno de Madrid, tan lejano como soberbio. Cuando oigo
hablar a Rajoy, y sobre todo a Sáenz de Santamaría, decía el amigo colombiano,
me parece que estoy oyendo lo mismo que decían los virreyes y los gobernadores
españoles de hace dos siglos. Sólo saben amenazar con castigos y leyes y se
muestran tan arrogantes como desconocedores de los problemas.
Da la impresión de que contemplan a los catalanes como
hace dos siglos los gobernantes de la metrópoli se miraban a los habitantes de
sus colonias. Esta actitud cerrada de los funcionarios fue la que propició la
emancipación primero de toda la América continental y, setenta años más tarde,
de Cuba. Los gobiernos de Madrid perdieron Cuba, sostenía el colega de
Medellín, por despreciar a los cubanos, penalizarlos económicamente y por
incumplir los acuerdos de paz de Zanjón. Cuando ofrecieron la autonomía a la
isla, el año 1897, ya era tarde y los cubanos sólo querían la independencia.
Pienso, concluyó, que los que hoy gobiernan en Madrid acabarán por perder
Catalunya porque no tienen la mentalidad de políticos, sino de funcionarios que
no están dispuestos a negociar nada con nadie.
Estas ideas del amigo colombiano me recordaron las
reflexiones de Jaume Vicens Vives sobre la ausencia de cultura de pacto en los
gobernantes castellanos. Eran una gente, decía Vicens, que prefería luchar
hasta el final, aunque supieran que serían vencidos, que hacer cualquier
cesión, que siempre era considerada como una indignidad. Como me decía el
colega de Medellín, los altos funcionarios de Madrid son una especie de
hidalgos orgullosos insensibles a la cultura del pacto. Prefieren perderlo todo
con honor que llegar a un acuerdo con sus antagonistas. No fue España la que
perdió el imperio colonial, añadía, fueron los funcionarios y gobernantes de
Madrid los que con su actitud altiva consiguieron que la lucha por la independencia
cuajara en toda América Latina en pocos años. La tesis de este colombiano va
acompañada de un notable interés y de un conocimiento bastante preciso de la
realidad catalana. Me confesó que siguió en directo desde Medellín la larga
noche electoral del 27-S que transmitió TV3, una muestra más de la gran
resonancia internacional que "el caso de los catalanes" está
alcanzando.
Las comparaciones siempre son arriesgadas, y mucho más
cuando hay grandes diferencias en el tiempo histórico y en las mismas
situaciones políticas, sociales y territoriales. Ahora bien, la tesis del
colega colombiano coincide bastante con alguna de las reflexiones que yo mismo
me he hecho últimamente. Hoy no hay ninguna duda que en el Estado español
predomina un modelo político-económico claramente construido a partir de la
centralidad de Madrid. Lo dije en un artículo en La Vanguardia en mayo del
2014, titulado "Madrid es el problema"[2].
Allí me refería a la gran concentración de decisiones políticas, económicas y
financieras que hay hoy en la capital y al predominio de una nueva oligarquía
madrileña integrada por altos funcionarios de la administración central, por
dirigentes y exdirigentes de los dos partidos de turno, y por directivos de
grandes compañías, multinacionales y bancos. Es el más importante núcleo de
poder que hay en España y en él predomina una ideología corporativa construida
a partir de una amplia red de complicidades, influencias y favores políticos y
económicos que se simbolizado como "el palco del Bernabeu".
Esta hegemonía, con la complicidad de una parte de las
élites catalanas, depende de la pervivencia de este modelo de centralización de
los poderes.
La actual triple crisis española -la económica, la de la
baja calidad democrática y la territorial- ha patentizado la ausencia de
hombres de Estado capaces de comprender la naturaleza real de los problemas y
abordarlos con valentía antes que se pudren y sea muy difícil resolverlos. Los
altos funcionarios, cuando hacen de gobernantes, no ven más allá de las leyes y
las ordenanzas y están acostumbrados al "ordeno y mando". Incapaces
de arriesgarse ante situaciones de crisis, prefieren dejar pasar el tiempo,
creyendo que este lo acabará arreglando todo. No tienen sensibilidad política
para adaptarse a los cambios y las exigencias sociales.
Para ellos, gobernar es resistir y nada más. De seguir en
estas actitudes cerradas y ciegas no hay duda que estos altos funcionarios de
Madrid que hacen de gobernantes también conseguirán perder Catalunya.
Borja de Riquer
No crec que hagi d’afegir-hi res més. No aporta
solucions explícites, és cert. Però ens
deixa clar l’existència del problema que ha portat, en més d’una ocasió, la ruïna
a l’Estat espanyol. Si la història com diuen es repeteix, i queda clar que
des de Madrid no han fet res perquè no sigui així, hem d’esperar que es
confirmi la contundent asseveració del professor colombià.
J. Vinyeta
7 de Març de 2017
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